A la luz de la luna

Ishigetsu pasea tranquilamente por las oscuras calles de Jaya, para el movimiento que solía haber durante el día, parece que ahora no hay casi nadie transitando las calles de la ciudad, lo cual le extraña un poco, pero mientras camina, alza su rostro hacia el cielo, observando sobre él un oscuro cielo plagado de cientos de estrellas- ¡Sugueee, qué buena vista!

El Pirata caminaba por las oscuras y desoladas calles de Jaya, las cuales normalmente a esas horas de la noche suelen estar llenas de borrachos, bandas o distinta gentuza del mismo carácter social. Pero aquella noche era diferente, muy diferente. El astro lunar se imponía con más fuerza de lo normal, iluminando junto con miles de estrellas y farolillos.
A cualquier persona normal, esa escena hubiese significado un mal presagio... Pero obviamente para Ishigetsu no significaba nada.

Pisadas semejantes a las de garras chocando contra la piedra sonaban lo lejos de la calle principal. Aquellos sonidos comenzaban a acercarse más y más, creando una atmósfera de terror y suspense en el ambiente. Cada vez más fuertes... Más y más... Hasta el momento en que el espeluznante ser que los originaba se plantó justo delante de Ishigetsu.

Una bestia de pequeñas dimensiones, plumaje blanco como la nieve y unas feroces garras que observaba distante al Yonkô... Era... Una gallina. - Popooooo - Gritó ferózmente mientras agitaba sus alas y seguía observando al Pirata.

Ishigetsu desvía su mirada del cielo hacia el suelo, posando sus ojos negros sobre aquella plumífera criatura que se halla a sus pies, y este, cual crío, se agacha flexionando sus piernas y mirando a aquel animal- ¡Sugueee! ¡Una gallina! ¡Hacía mucho que no veía una! Pero... ¿Qué hace una gallina caminando por medio de la ciudad?- Se plantea el joven pirata mientras se rasca levemente con varios dedos su barbilla.

-¡No soy una gallina! ¡Popooo! - Gritaba el pequeño animal.

De repente, esa gallina se transformó increiblemente en un hombre... O lo que era aún más tenebroso... Un Hombre-Gallina.

-Encantado ¡Popooo! - Dijo mientras realizaba una reverencia - ¿Qué hace un jovenzuelo como tú solo a estas horas de la noche? ¡Popooo! - Preguntaba cortésmente

Ishigetsu no puede evitar por meros reflejos el echarse hacia atrás un par de pasos enormemente sorprendido, pero con una amplia sonrisa de felicidad en su rostro cual crío al que le hubieran regalado un juguete nuevo- ¡Sugooooi~~! ¡La gallina se ha convertido en un hombre-gallina~~!- El Pirata no salía de su asombro durante unos segundos debido a aquel extraño individuo que ahora se presentaba frente a él- ¡Hola! Soy Ishigetsu, hombre-gallina, encantado, paseaba con la intención de volver a mi barco... Pero... ¿Quién eres? ¿Eres un usuario de Akuma no Mi?

-¡Popooo! Sí, comí una Akuma no Mi y por eso estoy así. - Dijo con tono serio y distintante

Los ojos del pollo se clavaron en los de Ishigetsu, al cual miraba con con una agresiva faceta, la cual posiblemente precedía a un millar de picotazos... Pero no era así.
Se mantubo unos minutos observando, quieto al Yonkô con la misma mirada, dejando que el silbido de la brisa del mar diese un toque aún más tenebroso a la escena... Pero derrepente, habló..

-Tienes... Tienes... ¿Tienes mercancía?... Tienes... ¿Alpiste? - Preguntó con la misma mirada.

Ishigetsu, tras la pregunta de aquel hombre-gallina queda completamente aturdido, con sus ojos ampliamente abiertos y una mueca de inexpresividad en su rostro- ¿Eh...? ¿Como?- De pronto se da cuenta de lo que aquel extravagante individuo busca y con ojos como platos reacciona- ¡¿QU-QU-QUÉ?!- Incluso para las absurdas situaciones que solían ocurrirle en la vida al joven Pirata, aquella rebasaba el límite de lo absurdo- (Un hombre-gallina drogadicto... con mono de alpiste...)- Sin embargo, de pronto se esboza en su rostro una amplia sonrisa para luego tirarse al suelo y comenzar a rodar entre carcajadas tan fuertes que parecía que estuviera teniendo convulsiones- ¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!! ¡¡Qué divertido eres hombre-gallina-san!! ¡¡JAJAJAJAJAJAA!!

De repente, una sombra fue cernida sobre ambos seres. Quien originaba dicho efecto estaba tras Ishigetsu, por lo que no podía verlo, pero la Gallina si podía... Perfectamente. Esta salió corriendo gritando - ¡¡POPOOOO!!. - Transformandose a la vez en gallina nuevamente.

-¡Ahí está! A por eeeeel - Se oían cientos de gritos idénticos desde el principio de la calle (detrás de Ishigetsu).

Aquella gran sombra se trataba de un gigante (dimensiones similares a las del zombie de Moria), seguido de decenas y decenas de Cazarrecompensas corriendo en dirección al Yonkô mientras gritaban - ¡¡Matadlo!! ¡¡Matadlo!!

Zeixen mientras se encuentra tumbado en el suelo, detiene los giros y sus carcajadas al observar como aquel hombre-gallina sale corriendo; El joven Pirata se pone en pie y da media vuelta, observando con los ojos como platos a aquel gigante y aquella armada de individuos que se abalanzan contra él- ¿Matarme? Oh oh, eso si es malo.

El muchacho flexiona sus piernas e impulsándose con gran fuerza realiza un enorme salto hacia atrás, bastantes metros, esquivando de esta manera la primera ofensiva de aquellos cazarrecompensas al mismo tiempo que clava su mirada en ellos y alzando ambos brazos, estos se desmoldean en dos corrientes de hirviente magma que se elevan hacia el cielo, mezclándose ambas, tomando la forma de una gigantesca esfera y aumentando poco a poco su volumen a la par que susurra- ¡¡Kazan no Katana!! (Espadas Volcánicas) - Y un instante después, la enorme masa de magma se disgrega en pequeñas esferas de magma líquido que se moldean luego, tomando forma en cien espadas de lava que son lanzadas hacia todo aquel grupo de individuos.

El gigante se antepuso al feroz ataque de Ishigetsu, el cual fue tremendamente agresivo contra el mismo energumeno y algunos de los Cazarrecompensas del frente. El hombre de inmensa estatura cayó redondo al suelo, levantando una gran humareda de polvo a la vez que los demás lloraban y gritaban al percibir su instantánea muerte.

-¡¡Egg-kun!! ¡No! - Lloraban aguardando el mismo destino.

Más el silencio se impuso con un gran - ¡BASTA! - Originado por quien parecía ser el "lider" de tal revelión y apareció misteriosamente frente a Ishigetsu

-¿Qué buscas... Oushin no Ishigetsu? - Preguntaba con una seria y espeluznante voz

Ishigetsu mira a la banda de cazarrecompensas llorando y se rasca un poco la nuca, algo confuso- ¿Que qué quiero? ¡Pero si me habéis atacado a matar vosotros antes! Siento lo de vuestro amigo... Pero eso os pasa por atacar sin preguntar...- De pronto, siente como un pequeño flash llega a su diminuto cerebro, percatándose de una cosa- ¡Ah, si! Si quiero algo, la comida de aquí es deliciosa, y no quiero tener que esperar cola nunca para comerla, así que corred la voz... ¡A partir de hoy, Daikoku Ishigetsu domina la Isla de Jaya! ¡Shishishishishi!- Dice riéndo el joven Capitán Pirata cual niño pequeño.

Todos quedaron asombrados por el anuncio de Ishigetsu, quien lo soltaba con una simpleza impresionante. - ¡¡Aaahh!! ¡Corred, huid, este tio está loco! - Gritaban mientras todos los Cazarrecompensas huían y dejaban abandonados al "lider" junto con el cadáver del gigante.

Aquel jefe observaba impasible al Pirata, con una mirada que petrificaría a cualquier ser humano sobre la tierra. El silbido de la brisa creaba una atmósfera tenebrosa y con granes pinceladas de suspense, haciendo que muchas puertas o ventanas se cerraran por el efecto de esta.
De repente, la altura del hombre comenzó a aumentar, despidiendo gemidos al parecer de dolor y furia que desencadenarían una mítica y maqueavélica transformación... En una gallina, la cual corrió gritando - ¡POPOOO! - Y huía de aquel lugar.

Ishigetsu observa como todos huyen despavoridos, y luego como su Líder les sigue huyendo de igual ridícula forma, soltando una carcajada el joven Pirata- ¡Shishishishishishi! ¡Que divertida es esta ciudad! ¡Shishishishishishi!- Pero luego cesa su risa y se rasca nuevamente la testa dubitativo- Mmm... Aunque con la tontería otra vez me he quedado sin alguien que corra la voz... Tsk... ¿Como podría hacerlo? No sé por qué todos huyen de esa manera... Mmm...

De todas formas, el Capitán se da media vuelta e internando sus manos en los bolsillos de sus anchos pantalones sonríe- Mmm bueno, da igual, ya es hora de regresar al barco...- Y tras ese último comentario comienza a caminar con paso tranquilo en dirección al puerto.